Ya es oficial. Saúl Ñíguez abandona la disciplina del Atlético de Madrid tras más de 15 años en el club. Su nuevo destino, el Sevilla FC.
“Subir y bajar de las nubes” decía Sabina. Esa sería una gran definición de lo que ha significado Saúl Ñíguez para el Atlético de Madrid. Un canterano que dio un golpe sobre la mesa nada más aterrizar en el primer equipo, que encandiló a toda Europa con su talento puro y su sacrifico, pero al que la polivalencia ha terminado por convertir en un futbolista insípido, incapaz de alcanzar su mejor nivel por estar perdido en todo lo que pudo ser y, al final, no fue.
Allá por 2014, un chavalín con el pelo engominado y el «17» a la espalda se ganó a pulso un hueco en los 11 de Diego Pablo Simeone. Un chico que jugaba donde le decían, pero del que rezumaba un talento que se abría paso a borbotones. Un talento que pedía a gritos acercarle al área pero que también abrazaba el fango. Un talento que te decidía eliminatorias sorteando al campeones de Europa como si fueran conos y que acto seguido defendía, presionaba, saltaba e iba al choque con quien hiciera falta para defender lo que era suyo.
Siempre al pie del cañón
Un “box to box” le llamaban, siempre fue un soldado de Simeone. Eso fue lo que le hizo triunfar, pero también lo que provocó su caída. El chico al que toda Europa quería y que decidió renovar, que decidía semifinales de Champions League y marcaba de chilena a tu eterno rival, fue el mismo que hubo que utilizar de parche de una nefasta dirección deportiva. Él, que siempre cumplía sin importar donde jugara, que pasó por todas las posiciones del campo alejándose poco a poco de una frontal que tantas alegrías dio a los aficionados rojiblancos, acabó relegado a un segundo plano. El futbolista que estaba llamado a dominar en Europa acabó saliendo por la puerta de atrás.
Un canterano que marcó su piel con el equipo de sus amores, que sudó sangre defendiendo la casaca roja y blanca, y que finalmente se marcha sin pena ni gloria. Que no quede en el olvido uno de los mejores canteranos que ha dado el Atlético de Madrid, un futbolista que ha defendido su escudo en más de 400 ocasiones, y que quedará siempre en la memoria del Estadio Vicente Calderón. Saúl Ñíguez, “Streets won’t forget”.