España dominó, pero perdió en penaltis ante Portugal. Diogo Costa paró el decisivo a Morata. Duele, pero mejor ahora que en el Mundial.
España hizo todo. Todo menos ganar.
Jugó mejor, dominó, generó más peligro, tuvo el balón, las ideas, las piernas y las ganas. Pero el fútbol no entiende de méritos, y mucho menos cuando el partido se resuelve desde los once metros. Portugal lo supo llevar hasta ahí. Y desde ahí, fue letal.
Los penaltis, esos que hace un año nos dieron un título, esta vez nos lo quitaron. Diogo Costa lo sabía. Y lo paró. A Morata, nada menos. Justo a él. El capitán. El tipo que entró en la prórroga para eso. El destino no tuvo piedad.
Un partido con de todo, menos justicia
Empezó como empiezan las grandes finales: con nervios, con miedo, con respeto. Pero poco a poco España fue soltándose. Zubimendi, que venía de marcar ante Dinamarca, cazó un rechace suelto y abrió la lata. Duró poco la ventaja: Nuno Mendes respondió al instante.
Y cuando parecía que al descanso íbamos empatados, Pedri metió un pase de esos que valen una ovación, y Oyarzabal lo convirtió en gol. Otra vez el de la Real. Otra vez el chico de las finales.
Cristiano, eterno; Isco, renacido
Portugal fue lo que se esperaba: orden, colmillo y Cristiano. CR7 aprovechó otra cabalgada del incansable Mendes para marcar el 2-2 y dejar su sello. ¿Último gol con Portugal? Puede ser. Pero si lo fue, qué despedida.
España no se vino abajo. Al contrario. Con Isco en modo faro, con Baena mordiéndolo todo, con Yamal y Nico buscando aire por bandas, La Roja empujó y empujó. Pero Diogo Costa tenía otros planes. Paró una, dos, tres… y en la tanda, la definitiva.
Las estadísticas que no sirven de consuelo
15 remates de España, por solo 3 de Portugal
58% de posesión total
6 tiros a puerta frente a 1 solo de los lusos
822 pases, 93% de acierto, 62 ataques, 4 saques de esquina
España fue mejor en todo. Menos en el marcador.
La tanda que lo decidió todo
Metieron Baena, Merino e Isco. Falló Morata. Y eso fue todo. Portugal no falló ni uno. Y Diogo Costa, con ese penalti detenido, firmó el capítulo final.
Duele perder así. Claro que duele. Pero esta España compite, crece y aprende. Hoy no fue el día, pero vendrán más. Porque hay grupo, hay talento, y sobre todo, hay tiempo.
La copa no viaja a Madrid. Pero quizá este golpe sí empuje a La Roja a llegar con más certezas a donde de verdad duele fallar: el Mundial.