A pesar de adelantarse en una afortunada acción desde los once metros, los jerezanos cedieron ante la superioridad blanquinegra y firmaron las tablas.
Tras esta jornada dominical, la Balompédica Linense bordea peligrosamente los puestos de descenso. Al finalizar un partido en el cual gozó de un público encendido, que creyó hasta los últimos minutos en la remontada, al llegar a vestuarios solo quedó el sabor agridulce del empate. Por parte del Xerez (equipo ya sumergido en la ‘zona roja de la tabla’), no se podía pedir mayor recompensa de un estadio que, aunque disfruta cada dos semanas de un juego cada vez más elaborado, acertado y completo; no ve ganar a su club desde el año pasado.
Un espontáneo traspié supuso el 0-1 en el luminoso
Si bien el pitido inicial trajo 10 minutos de respeto y escaso atrevimiento, con el pasar del tiempo quedaba claro que los de Javi Moreno traían consigo un plan de partido más convincente. Los rápidos movimientos de la cuadrilla de ataque blanquinegra confundían a la zaga jerezana, y los balones al espacio que ponían en funcionamiento los linenses parecían advocados a ser el arma del crimen.
Los visitantes veían como un muro la línea central del campo. Sin embargo, la milimétrica constancia defensiva de la Balona contrastaba con la imprecisión en el último tercio, y los locales gastaban el tiempo sin disfrutar del botín del gol. Joao Pedro, ausente como de costumbre en los primeros compases, se buscaba a sí mismo mientras que Harper y Carbiá desaprovechaban sendas ocasiones.
Fue a la media hora de partido que, en un aislado centro lateral, el colegiado agració al Xerez con un penalti fruto de uno de las pocas internadas peligrosas del Deportivo en el campo contrario. Álex Lázaro se volvió a agigantar bajo palos, pero el rebote cayó en los pies del propio lanzador, Sergio García, y el cuero acabó en el fondo de las mallas.
Entonces, la Balona, consciente del encierro al que se iba a someter el Xerez, puso una marcha más.
La Recia lo igualó antes del descanso.
Sus constantes emboscadas dotaron a la Balona de una confianza incontestable. Cuando faltaban apenas dos minutos para el intermedio, Joao Pedro se desmarcó por dentro y entró al remate de un balón colgado desde el costado. Una tangana inmediatamente anterior acontecida en el saque de una falta, que tuvo al defensa Moha (número 27 de la Balona) como supuesto culpable; distrajo a los de azul, que se durmieron en el marcaje. Al pasar la línea de gol, el balón predicaba una segunda parte con alternativas y buen fútbol. A ambos equipos les era ya inútil aparcar el autobús.
La balanza no acabó por decantarse.
La posesión se dividía entre ambas facciones, pero el peligro corría a cargo de la Balona. No obstante, a los linenses les faltó inspiración para dar los últimos pases, así como una mayor decisión en cuanto a concluir jugadas o por dentro o por fuera.
Finalmente, el desperdicio de centros laterales y jugadas individuales como la de Alberto Fuentes en el descuento, junto a una actuación arbitral algo cuestionable conforme se rompía el partido; privaron a la Recia de una victoria que bien podría haber despejado ciertas dudas en cuanto a la permanencia de la Real Balompédica Linense en la cuarta categoría del fútbol español.