El escenario era poco habitual para un duelo de esta magnitud. El Langreo recibía al Racing de Ferrol en su campo de césped artificial, lo que añadía un factor extra al enfrentamiento. Desde el arranque, quedó claro que el marcador no refl ejaría la tensión acumulada: los locales arrancaron con ganas de dinamitar el ritmo del rival, mientras los visitantes apostaron por esperar pacientemente, perfilarse, atacar con criterio y aprovechar las garantías que proporciona su plantilla.

La primera mitad transcurrió con ocasiones escasas pero significativas. El Racing se aproximó en varias ocasiones por los costados, con Azael y Álvaro Juan generando desequilibrio, aunque sin fi nalizar con éxito. El Langreo respondió con contragolpes esporádicos que obligaron al portero visitante a estirarse para desviar remates inquietantes. El escorzo del césped sintético provocó resbalones y desajustes que, lejos de favorecer fluidez, multiplicaron la capacidad de interrupción en el juego.

En el segundo tiempo el Langreo subió las revoluciones: impulsado por su afición, inició una intensa presión en campo contrario, buscó centros al segundo palo y remates de cabeza que apuraron a la defensa gallega. Sin embargo, el Racing se defendió con disciplina, cubriendo los espacios con un bloque compacto y evitando fisuras. A pesar del dominio territorial local en ciertos momentos, el gol no llegó. Los últimos minutos del tiempo reglamentario se vivieron con nerviosismo en ambos banquillos: cambios, tarjetas y la sensación de que cualquier detalle podía decidir la eliminatoria.

Al entrar en la prórroga, los cuerpos acusaron el esfuerzo. El Racing reconoció después que “este campo es muy complicado por ser sintético y al que no estamos acostumbrados”. Como reflejo de esa dificultad, se produjo una jugada clave: un penalti que parecía firme a favor del Racing, pero que el portero local Adrián Torre despejó valientemente, manteniendo viva la esperanza del Langreo. Este rechazo cambió el ánimo del partido.
La tanda de penaltis llegó como desenlace lógico de un enfrentamiento equilibrado. El Langreo erró en momentos críticos, mientras el Racing mostró mejor temple y técnica desde los once metros. El guardameta visitante Lucas Díaz detuvo dos ejecuciones del Langreo y el sexto lanzamiento, transformado por Gorostidi, certificó el pase del Racing con un 4-3 final.

Desde el punto de vista del Langreo la sensación fue agridulce: merecieron más, desplegaron voluntad y coraje, pero les faltó acierto para rematar el bloque visitante. Para el Racing de Ferrol este triunfo aporta dosis extra de confianza, especialmente en competiciones de eliminación directa. Al final, el césped sintético del Ganzábal fue testigo de un duelo de resistencia, estrategia y nervios.


 
            
 
            
 
            
 
            
 
            
 
            
 
            
 
            
