Los rojiblancos vencen con bastante solvencia a un Valladolid que se hunde aún más en el descenso

En San Mamés se vieron las caras el Athletic Club y el Real Valladolid. Ambos equipos, con situaciones clasificatorias opuestas, buscaban una victoria importante que les acercase a los objetivos. En una semana marcada por el sorteo de la competición europea en la que los vascos se tendrán que medir a la Roma y por el anuncio del retiro del honorífico Oscar de Marcos.
El Athletic, cuarto clasificado en liga y ejecutando una temporada de matrícula de honor, iba en busca de una nueva victoria, prolongando la buena racha y sobre todo, recuperando sensaciones tras el pequeño tropiezo sufrido en la anterior jornada ante el Espanyol. Con más ilusión que nunca afrontan el final de temporada con grandes objetivos fijados.
El Valladolid, colista de la categoría, llegaba a San Mamés con las peores sensaciones posibles. Después de sufrir un durísimo varapalo en la anterior jornada ante el Sevilla, los vallisoletanos buscaban una victoria heroica que les diese un ápice de esperanza para lograr una permanencia que está más lejos que nunca.
Ernesto Valverde salió con todo al terreno de juego, buscando el gol desde el primer minuto del partido. Y como no podía ser de otra manera, los rojiblancos conectaron con el gol de manera rápida y contundente, gracias al tanto de Mikel Jauregizar. De esa manera el Athletic consiguió acomodarse al partido de forma rápida y sencilla, llevando el partido a los extremos que quería.

Aun así el conjunto blanquivioleta conseguiría igualar la contienda gracias al gol de Mamadou Sylla. Pero el tanto, que llegó en el primer acercamiento visitante, se anuló debido a la posición ilegal del delantero en el inicio del ataque.
El Athletic, más allá de achantarse, se dirigió con determinación y atrevimiento a la meta dirigida por Karl Hein. Aumentando la renta con un gol de bella factura del habilidoso extremo Nico Williams, en la siguiente jugada tras el gol anulado al Valladolid. De esa manera los locales marcaron un gol clave que les permitiría tener algo más de tranquilidad en el encuentro.
Pero la palabra tranquilidad en los rojiblancos parecía no tener cabida sobre el terreno de juego. Tal fue así que el Athletic decidió meter la sexta en busca de aumentar más aún la renta de goles, circulando el balón con rapidez y descolocando constantemente a los visitantes, que poco pudieron hacer. De esa manera, Maroan Sannadi tras rematar una grandísima jugada colectiva y Ohian Sancet después de una fantástica volea, permitieron que los rojiblancos se marcharan al descanso con un resultado de 4-0 que, de manera muy merecida, hundía en un hoyo sin salida al Real Valladolid.
Los primeros minutos de la segunda mitad fueron los únicos momentos en los que los visitantes se sintieron en partido. Con un tempranero tanto de Mamadou Sylla (esta vez en posición legal), el Valladolid buscaba un ápice de esperanza para lograr lo imposible en San Mamés. Pero, tras la expulsión de Stanko Juric y el maravilloso tanto de Nico Williams que ponía el 5-1 en el marcador, el partido volvía a estar exactamente donde lo quería el equipo local.

El sexto tampoco tardó en llegar después de que Iñaki Williams entregase en bandeja el gol a Gorka Guruzeta, que volvió a ver portería después de muchos partidos sin hacerlo. “Juego, set y partido” diría el más forofo del Athletic, que seguramente estaba presenciando una de las victorias más abultadas en las últimas décadas del Athletic.
Aun así daría tiempo a otro gol más y no podía ser otro que Iñaki WIlliams, el que faltaba por sumarse a la fiesta que, tras driblar en una baldosa a Karl Hein, marcaba el 7-1 con el que finalizó el choque, en una maravillosa tarde para los leones y terrorífica para los vallisoletanos.
Una apisonadora llamada Athletic
La tarde de ayer quedará en las retinas de todo aficionado rojiblanco. Un Athletic solvente, determinante, atrevido y muy goleador utilizó al Valladolid como si de una mascota se tratase. Completo un partido muy completo y es fundamental que todos y cada uno de los jugadores se enchufen para este más que ilusionante final de temporada, en el que se le avecinan retos mayúsculos a la vez que complicados.
El hundimiento del Real Valladolid
Si ya lo tenían complicado antes de visitar San Mamés, ahora lo tienen prácticamente imposible. Son colistas, a ocho puntos de la salvación y dando una imagen muy pobre y sobre todo lejana a la que se merece su hinchada. Las jornadas pasan y cada vez se les pone más complicada la situación, asumiendo poco a poco que la temporada que viene jugarán en la categoría de plata si no cambia radicalmente la situación.