La milagrosa victoria cosechada el pasado domingo le arrebató el ascenso directo al equipo murciano, pero fue inútil para los albinegros. El Villanovense, con un contundente 4-0, confirma su presencia en el ‘play-out’
Conforme tomaban asiento ambas hinchadas en el Ciudad de La Línea, cada una de ellas se iba preparando para el desparejo partido que se avecinaba. Los de la Unión, conjunto que entonces presumía de liderar el grupo, presentían 90 minutos de acoso y derribo en los cuales solo el ansia por el gol les pondría una mínima traba. Por otro lado, el verse al borde del precipicio enfriaba los ánimos en la afición local, consciente ya de su trágico destino. El partido, de esos que por tratarse del último del curso resultan imprevisibles, tomó rápidamente un rumbo inesperado.
El mejor partido de la temporada: el último.
El árbitro dio el pitido inicial y los 11 titulares de la Balona, que parecían estar bajo los efectos de algún estimulante, desplegaron un juego utópico. Desvistiendo la defensa murciana con cada acción, respondieron excelentemente a la estresante situación en la que se habían involucrado, precisamente, por la indiferencia y la frialdad de jornadas anteriores. Algún que otro balono, más que ilusionarse, se tuvo que preguntar donde estaba ese fútbol en partidos en los que la balona si que se podía ganar la salvación. La Unión, por su parte, recibió un toque de atención. Los de Romerito iban a hacer sudar a los cabezas de grupo.
A los 3 minutos, Carlos León sorprendió con un disparo raso en una jugada accidentada en el área visitante, y colocó a la Balona por delante en el marcador. La grada local gritó el gol como ninguno de la temporada. En ese momento, los linenses estaban en el 13º puesto, que da acceso al play-out.
Una victoria insuficiente
El runrún que circulaba entre los espectadores traía deprimentes noticias desde Villanueva de la Serena. El Villanovense de Alberto Cifuentes estaba destrozando, en su casa, a un Recreativo Granada que llegaba ya descendido al partido definitorio. Los serones con un 2-0 se agarraron al codiciado play-out. En otro de los partidos claves en la lucha por la permanencia, El San Fernando se borró del mapa en favor de un orgulloso Cádiz Mirandilla. Por ello, Balona y Villanovense quedaban como los dos últimos aspirantes, pero solo uno de ellos tenía que esperar al fallo del otro.
Mientras los espectadores de todo el sur peninsular hacían cuentas cruzando los dedos, sobre el césped Joao Pedro culminaba una prolífica jugada albinegra con un recorte y un ajustado chut a la derecha del portero minero. Su gol era solo el principio de una actuación estelar. Se habla ya de la salida de Joao Pedro y, sin duda, tuvo una dulce despedida: caños, conducciones y ‘jogo bonito’.
Los unionistas tiraron de caché y, con un par de acercamientos peligrosos, amenazaron la portería defendida por Álex Lázaro. Este, impertérrito, sacó dos manos de las que se diría «salvadoras» sino hubiera sido por las delicadas circunstancias. La Balona se replegaba ya como si la vida le fuera en ello, y los blanquiazules (que para esta ocasión vestían de rojo) eran un manojo de nervios.
Dos equipos insatisfechos
Las charlas técnicas debieron ser desgarradoras en ambos vestuarios. La Unión solo disponía de 45 minutos para darle la vuelta a un resultado que la mandaba a play-off. El Torremolinos, que adelantaba entonces al equipo murciano, estaba ganando al Deportiva Minera. Así, las franjas verdes de las camisetas de los aficionados costasoleños se volvieron momentáneamente negras: la Balona les estaba regalando el ascenso directo.
Por otro lado, la Balompédica Linense veía con desilusión como el Villanovense masacraba (3-0) al Granada B. podían marcar 2,3,4,5… que sino despertaban los granadinos, sería en vano.
Del par de ocasiones manifiestas de gol que la Balona estrelló en el palo durante la primera mitad echó mano La Unión para mantener la esperanza en el partido. Después de un gol anulado por fuera de juego en una estrambótica jugada en la que multitud de jugadores daban palos de ciego en la línea de gol con el cuero decidiéndose entre entrar o salir, tuvieron su momento, haciendo de gala de un juego ya más adecuado a un equipo aspirante al ascenso. La decadencia psicológica pasó factura al bando comandado por Romerito. Un torpe penalti de Fran Tena reavivaba la poco poblada grada visitante: cobrándolo Jaime Santos por el 2-1, La Unión Atlético se colocaba un paso más cerca del ansiado ascenso a la tercera categoría del fútbol español.
La Balona defendió dignamente. La Unión, que careció de recursos para derribar el muro albinegro, acompañó a la Balona en el deprimente desplome de jugadores al suelo del término del partido. A nadie dejaba contento el 2-1. Todos se llevaron las manos a la cara, a todos se les cayó una lágrima. Villanovense y Juventud Torremolinos celebraban en detrimento de dos equipos que acusaron la falta de sentimiento: uno no se dejó el alma en el último partido, y el otro no se la dejó durante toda una temporada.

Un descenso histórico
Mientras que a La Unión le queda la postemporada, la Balona lamenta ya el descenso a los infiernos. Tres entrenadores han pasado por la entidad gaditana esta temporada y, salvo Javi Moreno, con el que se tuvo un momento de bonanza futbolística, ninguno ha sido capaz de despertar el hambre de unos jugadores que no parecen haber conectado nunca con el escudo. Por delante viene un año duro, en el que será menester una reformulación del proyecto futbolístico, debiendo estar ahora centrado en el talento provincial y el manejo de un restrictivo presupuesto. La directiva, de la cual se espera una desbandada de cara a la 25/26, ha sido la gran señalada. Los ultras mostraron su descontento con en el partido con una pancarta que atacaba Andrés Roldán. Ahora, la afición llora la incompetencia de un club que antes se hacía llamar ‘Recia’.