El derbi aragonés en el Ibercaja Estadio no fue un partido cualquiera; fue una batalla de supervivencia entre dos proyectos en crisis, resuelta por la audacia individual y una defensa colectiva propia de un equipo juvenil profesional con la espalda contra la pared. El Real Zaragoza (RZ) se impuso 1-0 a el Huesca , logrando el primer triunfo de la era Sellés, un resultado que, más que puntos, inyecta fe en su misión de salvación.
I. El Contexto Táctico: La Ultima Bala
El partido se planteó desde las urgencias. El RZ (colista, seis derrotas seguidas) no podía permitirse fallar. El Huesca llegaba con el «efecto Jon Pérez Bolo» (debutante), buscando inyectar un cambio de dinámica inmediato.
| Equipo | Esquema Base | Tensión | Objetivo Primario |
| Real Zaragoza | 4-2-3-1 | Máxima (la vida en ello) | Romper la racha y asegurar el 0 en propia. |
| SD Huesca | 4-4-2 | Alta (evitar el descenso) | Exhibir nuevas ideas de Bolo y sumar. |
II. Análisis de la Primera Parte: La Tormenta Perfecta
El RZ salió con una intensidad y concentración que Sellés llevaba tiempo exigiendo. El análisis táctico del primer cuarto de hora es inequívoco: dominio territorial y asfixia en la zona de creación.
1. El Plan de Sellés: Presión y Posicionamiento (Min 1-15)
El RZ ejecutó un bloque alto agresivo. La presión post-pérdida fue ejemplar, obligando al SDH a despejes largos o pérdidas cerca de su área, como lo demuestra el 86% de posesión inicial y el 3-0 en córners en los primeros 5 minutos.
- Doble Pivote y Transición (Guti y Keidi Bare): La inclusión de Keidi Bare (recién recuperado) junto a Guti no fue casual. Keidi proporcionó el músculo de recuperación, liberando a Guti para que pudiera proyectarse. Esta estructura anuló la salida del Huesca a través de Sielva y Jesús Álvarez, quienes se vieron incapaces de construir.
- Ataque Abierto: Valery Fernández (izquierda) y Francho Serrano (derecha) estiraron el campo, forzando a los laterales del Huesca(Carrillo y Julio Alonso) a permanecer fijos, impidiendo que el SDH iniciara transiciones rápidas.
2. El Misil que Premió la Táctica (Minuto 12)
La superioridad se tradujo en el gol, pero no de una jugada elaborada, sino de una acción individual brillante nacida de la persistencia en el ataque.
- El Gol (1-0): Un balón rechazado en la frontal del área oscense fue empalado por Martín Aguirregabiria (lateral derecho). El «misil» a la escuadra de Dani Jiménez no solo significó el gol, sino que recompensó el ímpetu táctico inicial. Con un solo tiro a puerta hasta el descanso, el RZ tenía el premio de la eficacia máxima (33.3% de efectividad total).
3. Reacción Oscense (Min 20-45)
El SDH despertó gradualmente, buscando tomar el pulso del partido a través de sus hombres más creativos.
- Paso Adelante: El Huesca intentó estirar líneas y Luna y Portillo buscaron asociarse por detrás de Sergi Enrich. Sin embargo, las amenazas morían constantemente en fuera de juego (3 FOJ para el Huesca al final del partido) o en la centralidad de la defensa (Insua y Radovanovic).
- Oportunidad Fallida: La única ocasión de peligro real fue el disparo de Daniel Luna (min. 39) que se marchó fuera, demostrando que al Huesca le faltó un engranaje fino en los últimos metros.
III. Análisis de la Segunda Parte: La Gestión Emocional
La reanudación mostró al RZ haciendo la gestión más inteligente (y sufrida) del resultado.
1. El Zaragoza se Vuelve Pragmatico y Defensivo
Sellés optó por lo basico de «defender la ventaja». El equipo retrasó líneas, transformando el 4-2-3-1 en un 4-4-2 en fase defensiva, invitando al Huesca a atacar.
- Aparición de Andrada: El portero Esteban Andrada (novedad en el once) fue el gran responsable de mantener el cero. En la racha de ataques del Huesca, detuvo magistralmente el remate de Portillo (min. 68) y el peligroso disparo de Enol (min. 81). Su seguridad en el juego aéreo fue clave contra los centros visitantes.
- Cambios por Necesidad: Los cambios de Sellés fueron reactivos: Saidu por Keidi Bare (min. 72), quien tenía amarilla, fue para evitar riesgos y mantener la intensidad en el pivote. Bakis y Moyano (min. 80) entraron para aportar velocidad en la transición, aunque la expulsión posterior limitaría su impacto ofensivo.
2. Bolo y la Búsqueda sin Premios
Bolo introdujo su principal variante: Enol Rodríguez por Sergi Enrich (min. 68), buscando un delantero con más movilidad. Esto dio un impulso al SDH.
- Dominio Estéril: El Huesca ganó terreno y remató más veces (un total de 8 remates), pero su ataque fue «frío» y sin veneno. Los remates se iban desviados o eran muy centrados, evidenciando una falta de precisión y confianza en el último tercio.
- Los Cambios Finales: Las entradas de Ojeda, Ángel Pérez y Ntamack fueron intentos desesperados de ganar la banda y crear caos, pero la defensa del RZ, liderada por Pablo Insua, se mantuvo férrea.
3. La Resistencia del Juvenil Profesional (Min 88-95)
La expulsión de Aleksandar Radovanovic (doble amarilla, min. 89) transformó el final en una prueba de carácter.
- Defensa 4-4-1: El RZ se reestructuró inmediatamente en un 4-4-1 compacto, defendiendo su área con todo. La capacidad del equipo para cerrar filas, bloquear centros y despejar balones aéreos fue la gran lección de la noche.
- El Factor Grada: La comunión con la afición en el descuento, con el Zaragoza «venciendo las pequeñas y grandes batallas», fue el factor emocional que permitió resistir los últimos ataques del Huesca.
IV. La Fe Táctica
El Real Zaragoza demostró que, aunque su situación en la tabla es crítica, el equipo tiene armas y espíritu para competir. La victoria se cimentó en dos pilares:
- Disciplina Táctica Inicial: La superioridad en intensidad y presión en el primer cuarto de hora, culminada por la genialidad de Aguirregabiria.
- Solidez Defensiva Agónica: El compromiso de la zaga y la actuación decisiva de Andrada para gestionar una segunda parte de asedio.
Para el SD Huesca, el debut de Bolo se salda con una derrota que expone una necesidad urgente de mejorar la creación de juego y la definición en ataque. Para el Real Zaragoza, este «misil» es más que un triunfo; es la validación del trabajo de Sellés y el punto de inflexión anímico que necesitaba para creer en la salvación.
