Los dirigidos por David Sánchez se hacen con los 3 puntos en el primer desplazamiento del grupo ultra.
La Balompédica linense se ha hecho, en Coria, con su primera victoria de la temporada. Llegaba a la provincia sevillana envuelta en una espesa niebla de incertidumbre. Las 3 primeras jornadas, en una categoría desconocida para los campogibraltareños, habían hundido a la Recia en la clasificación y aportado un angustioso sentimiento de impotencia a una afición que llegaba del verano con ilusiones renovadas. Sin embargo, y aunque llega en el campo de la ‘cenicienta’ del grupo, este partido parece ser el tan ansiado punto de inflexión.
Empezaron los linenses perdiendo por obra de un torpe penalti que los corianos canjearon por gol. En desventaja, solo pudieron acercarse mediante centros a la portería rival. El experimentado portero del Coria respondió al aluvión de cabezazos con paradas de nivel que sujetaron a los locales. No obstante, tras incontables intentos, el gol acabó por llegar.
Julio Algar remató un balón aéreo con contundencia al fondo de las mallas. Con el 1-1 en el marcador, los albinegros supieron llevar el partido a su terreno y optar al segundo.
Volviendo del descanso, la Balona siguió demostrando su superioridad. Las espontáneas pérdidas (un problema ya recurrente en el equipo) dispensaron ciertos contrataques de peligro, pero no volcaron al Coria sobre el arco de Hermosín.
Al tratar de recuperar el esférico en la medular, precisamente para perfilar dicho tipo de jugada; Diego Romero vio la segunda amarilla. El coriano se excedió en contundencia. Su descuido, a falta de 20 minutos, desprotegió a los suyos ante las incesantes tarascadas enemigas.
Oteándose ya el añadido, una falta a escasos metros del área le daría la vida a la afición blanquinegra. Pepe Rincón puso el balón en movimiento. Julio Algar, goleador, sirvió a un Marlone libre de marca para que este rematara la faena. Validado el gol, los encargados de campo del Estadio Guadalquivir se apresuraban en colocar manualmente el 1-2 al tiempo que el vestuario visitante explotaba en júbilo.
Los últimos minutos no alargaron la agonía, puesto que la Balona, bien plantada, segó cualquier atisbo de esperanza.
Habiendo escapado ya de la zona roja de la clasificación, es difícil creer que este encuentro no impulse a una plantilla necesitada de cohesión. Tan pronto como sean solventados los errores con la posesión y las desconexiones repentinas, la Balona escalará puestos con soltura.