Desde hace un mes el fútbol español vive en una espiral de contubernios, conspiraciones y decisiones premeditadas el cual su principal responsable era (hasta ayer) el líder de la competición. Ha llegado un punto que vale todo para sentirse víctima, sacando del baúl aquella jugada de la jornada 3, o que el mismo árbitro que pitó ayer en otro partido resulta que si que pitó una jugada parecida…eso sí, toda la hemeroteca remando a favor. Si sacamos una jugada que haya beneficiado al equipo… eso no toca.
Lo grave no es si fue penalti o si está bien expulsado tal o cual jugador, lo preocupante es pensar o creer que hay una mano negra detrás de todo esto y llevar al paroxismo la propia competición. Cuando me perjudica pongo el grito en el cielo, hasta el punto de pedirle al recién elegido presidente de la Federación “que haga algo” con el tema arbitral. El día que me beneficie que hacemos?
Es tan obvio que la entrada a Mbappé en Cornellá era roja directa como que el penalti al Celta en el partido de copa del Bernabéu era de libro. En ambos el árbitro mal y el VAR peor. Y si clamamos por una cosa, clamamos por la otra. El meollo de todo esto es que da igual la dureza de la entrada, la claridad del penalti o la gravedad del insulto. Lo que realmente importa es la camiseta. Y punto. Y que rebuzne y se queje el del fondo norte pues vale, pero que medios oficiales del club y medios de comunicación aparentemente prestigiosos entren en este barro es bochornoso.
Encima, con la repercusión y el seguimiento de estos clubes, con la multiplicación de sus actos en redes sociales, con la cantidad de opiniones de todo vale que hay, resulta curioso escuchar a los trompeteros propios del club (léase tertulianos en radio, tele o prensa) justificando a capa y espada comunicados, protestas, declaraciones… todo por defender una supuesta honorabilidad del club, la cual, en mi opinión, está quedando por los suelos desde el famoso episodio del balón de oro. Repito, la camiseta.
¿Es normal aceptar que un árbitro sufra amenazas y tenga que cerrar sus cuentas en redes sociales por una roja no señalada? La culpa también es de quien azuza y echa gasolina al fuego.

¿Es normal aceptar que la televisión de un club lance a modo de propagando vídeos con los errores del árbitro de turno del siguiente partido del Real Madrid?
¿Alguien ha escuchado algún análisis del partido del Sadar o el de ayer en Montjuic? Nada, todo giró en torno al arbitraje.
Hay excepciones que confirman la regla como Iñigo Pérez, entrenador del Rayo, que tras las jugadas polémicas del Barça-Rayo, bajó el soufflé sin entrar al trapo y entendió la presión que sufren los colegiados y que, oh sorpresa, puede suceder que se equivoquen. En el otro lado del ring, los tertulianos madridistas a pesar de que el propio técnico del equipo perjudicado se mostraba comprensible, seguían subidos en la burra del robo y la diferente vara de medir, no por defender al Rayo, que les importa bien poco, sino para volver (dale que te pego) a la conspiración, el fuck off fuck you, etc… ¿Estuvo bien anulado? Fue penalti? Pues oiga quizás si quizás no, pero en este punto no hay grises, solo camisetas. De las muchas burradas oídas y leídas este finde, la medalla de oro es para un tertuliano que dijo que habría que plantearse si mandar a la mierda a un árbitro era motivo suficiente de expulsión.
No quisiera acabar sin darle la vuelta a la tortilla para que quede claro que los grandes son los que menos se deberían de quejar. Lo mismo pensaba el año pasado cuando Xavi Hernández se quejaba de que la competición estaba adulterada, del sol de Getafe o desviar el pobre fútbol desplegado por su equipo al centrar sus ruedas de prensa en acciones puntuales polémicas que, según su criterio, cambiaban el partido. Porque esto en pendular, y quien hoy se siente víctima mañana será beneficiado.
Este es el drama, que en el próximo partido si pitan a favor es que los comunicados han surtido efecto y si pitan mal es que es por venganza tras los comunicados. Siempre bajo sospecha. Y si ganan la Liaga? Pues erá un milagro a pesar de las trabas que todo el fútbol habrá puesto en su contra.
Triste que una liga con 3 equipos en un punto y que promete emociones fuertes de aquí al final, sea más importante quien me pita que quien juega.
Solución? Difícil. Yo sería radical en el uso del VAR y lo haría en modo basket (instant replay) o tenis (eye hawk). Cada equipo con 2 opciones de pedir revisión y los árbitros con capacidad de pedirlo en caso de expulsión o acción grave. Nada más. De entrada, se acabarían esos teatreros lamentables que tras un leve contacto se quedan el césped retorciéndose de dolor y gritando mientras dura la revisión. Pero antes de eso, es necesario más cordura en directivos y jugadores o el ambiente será irrespirable.