El paso de Rafa Benítez por el banquillo del Celta fue tan discutido como breve. Sus declaraciones, decisiones y el cambio radical tras su marcha lo convirtieron en una figura polémica en un año histórico. Este es el repaso a una temporada que pasó del abismo al renacer.
Las declaraciones que lo condenaron
“Primera RFEF no es Primera División y cuando un equipo está abajo, sufriendo, es más difícil que un canterano salga y esté al nivel esperado porque lo está haciendo bien en Primera RFEF. Dar minutos cuando estás abajo perjudica más que ayuda” (Rafa Benítez, 04/01/2024).
“Cuando vengo, lo hago con una trayectoria, y cuando tú eres exitoso en varios sitios en distintos niveles, se supone que algo haces bien. No digo que sea el mejor entrenador del mundo, pero mis resultados están ahí y me avalan mi trabajo, mi metodología y los propios resultados en sí” (Rafa Benítez, 08/03/2024).
Estas dos perlas, con dos meses de diferencia entre una y otra, quedaron marcadas para la posteridad en la trayectoria de Rafa Benítez como entrenador del Celta. Cuatro días después de las segundas declaraciones, tras cinco victorias en 28 partidos y tras una derrota en el Bernabéu por 4-0 con un fútbol miedoso, lo que provocó la destitución del técnico que pilotaba la nave celeste en el año del centenario del club.
El argumento de Benítez
En su defensa declaró que él había firmado por tres años (evidentemente culpa del club) y que esto no era un sprint, sino una maratón; que estaban en el camino correcto y que era cuestión de tiempo y paciencia.
Giráldez, el elegido desde la cantera
Con el equipo rozando los puestos de descenso y con el peligro de acabar su centenario en Segunda, la presidenta Marian Mouriño, en lugar de buscar un salvavidas de postín (se habló de Lopetegui, Celades…), se encomendaba al brillante entrenador del Celta Fortuna, Claudio Giráldez, que estaba realizando unas campañas magníficas en Primera RFEF a lomos de una generación que desplegaba un fútbol espectacular tanto en Barreiro como en Balaídos, y que se quedó a las puertas del ascenso a la Liga Hypermotion.
Giráldez cogió a un equipo triste y de fútbol ramplón, le metió energía y competitividad y cumplió con el cometido de dejar al equipo en Primera. Y con ello se ganó el derecho a empezar la siguiente temporada. En su cabeza estaba subir al primer equipo a muchos de sus “nenos” de A Madroa (hasta hace poco, la ciudad deportiva del Celta). En lugar de fichar lastres como Bamba, Allende, De la Torre o Manquillo, decidió dar la alternativa a chicos que casi debutaban en Primera, como Alfon, Pablo Durán, Damián o Yoel Lago… y con una rotación masiva en cada once, imposible de descifrar para la prensa y los aficionados, lo que hacía que casi todos los jugadores fueran protagonistas. Tampoco dudó en hacer debutar a mitad de temporada a Fer López, al que todos señalan como estandarte del celtismo de la próxima década (si Jorge Mendes no dice lo contrario).
Apuesta por los jóvenes, resultados inmediatos
Pero no solo ha sido el hecho de dar oportunidades a canteranos, sino también de sacar la mejor versión de los más veteranos (Borja Iglesias, Moriba, Marcos Alonso…). Tres ejemplos claros de jugadores que venían con dudas en cuanto a su rendimiento y que ahora todo Balaídos grita que se queden.
Y tras alabar la gestión de la plantilla, queda lo más importante… ¡qué bien juegan al fútbol! ¡Qué equipo más divertido de ver! Ahí quedan los partidos ante Barça o Real Madrid a domicilio, donde, a pesar de la inmerecida derrota, les jugaron de tú a tú; o la infausta eliminatoria de Copa en el Bernabéu donde, arbitraje sibilino incluido, llevaron el partido a la prórroga y cayeron de pie. Cierto es que, como todo equipo valiente, atrás han cometido fallos groseros en la salida de balón y en los marcajes, pero se les perdona ante tanta osadía.
La frase final de Benítez (y el remate)
Y cuando todo soplaba a favor, apareció otra vez Benítez para lanzar su highlight definitivo, en otra demostración de lo que se conoce como “medallitis aguda”
“Ahora están haciendo exactamente lo que yo les dije que había que hacer, pero lo están haciendo con otro manager.”
Un proyecto con identidad y conexión total
Con un par. Ya no es que Benítez no les hubiera dado minutos a estos chicos, sino que los habría marginado y dado chance solo a los veteranos. Por otro lado, tampoco creo que el fútbol que gusta al técnico madrileño fuese entendido por muchos de los componentes de la actual plantilla, como han declarado en varias ocasiones algunos pesos pesados del vestuario, como Aspas, Guaita o Beltrán, este último dolido en el alma cuando Benítez le retiró la capitanía para dársela al recién llegado Starfelt.
A Giráldez no le tembló el pulso cuando en invierno dejó salir cedidos o traspasados a Bamba, Allende, Aidoo o De la Torre y dejó de contar con veteranos como Jailson o Manquillo para, sin fichar a nadie, darle responsabilidad a chavales del B. Esta falta de refuerzos, más un mes de enero dubitativo, hicieron que asegurar la salvación fuese el objetivo. De ahí pasaron a asentarse en zona tranquila y, finalmente, a realizar un sprint final con victorias en Mallorca o Anoeta y remontadas ante el Sevilla, que les dejó en la última jornada dependiendo de sí mismos para meterse en Europa League. Y fue el 10, Iago Aspas, quién, si no, quien ocho años después marcaba el gol de la victoria en Getafe y sellaba el pasaporte a Europa.
Giráldez trazó su camino, su libreto y convenció a veteranos y noveles del proyecto. Cambiaba a siete tíos de un partido a otro, sobre todo en la parte ofensiva, y el que no jugaba sabía que tendría minutos, si no en ese partido, en el siguiente. Daba igual el DNI o la ficha. Hizo de Balaídos un fortín y dio a la afición todo lo que pedía: gente de la casa y fútbol valiente. La identificación de la afición con el míster y los jugadores fue total, ayudados por una gran campaña del club en temas de marketing. Todo sumó, todo se alineó para hacer de esta temporada algo para recordar. Veremos si se mantiene en el tiempo y el Celta se instala durante una época en la zona media-alta de la Liga. De momento, toca disfrutar un año en Europa. La última vez, se quedó a un remate de meterse en la final (el remate que nunca fue…).
El olvido en los premios
Como anécdota… Claudio Giráldez no está entre los nominados a entrenador del año de La Liga, pero sí Bordalás o Manolo González. ¿Habrá votado Benítez?