Último capítulo del curso para la Balompédica. La Unión Balompédica Conquense viajó hasta Lanzarote para disputar su último partido de la temporada 2024/25 en Segunda RFEF, en una jornada unificada marcada por los desenlaces en todos los grupos. Con la permanencia ya asegurada y sin nada en juego más allá del orgullo, los de Rober Gutiérrez se enfrentaron a un Unión Sur Yaiza ya descendido, en un duelo sin urgencias clasificatorias pero con el deseo de cerrar el año con una victoria. En el Municipal de Yaiza y sobre césped artificial, la Balompédica buscó su primer triunfo en las Islas, poniendo punto final a una temporada de altibajos pero también de carácter y crecimiento.

Foto: Unión Sur Yaiza
Despedida con ambición (primer tiempo)
Con las ideas claras y sin la presión de jugarse nada importante, el Conquense salió al césped canario con ritmo, confianza y determinación. Apenas se había cumplido el primer cuarto de hora y los blanquinegros ya habían forzado varios saques de esquina y avisaban con disparos desde fuera del área, como el intento de Liam Ayad en el minuto 10, que se fue alto pero reflejó la intención del equipo.
El dominio se transformó en premio en el minuto 23, cuando Jairo Cárcaba puso un centro medido desde la derecha y Antonio Fernández, llegando desde segunda línea, la empujó con clase para abrir el marcador. La Balompédica golpeaba primero en Yaiza.
Sin apenas tiempo para que el conjunto local reaccionara, Liam Ayad apareció de nuevo para firmar el segundo en el 27’. Con potencia y fe, el centrocampista blanquinegro amplió la ventaja en un tramo de inspiración total para los de Rober Gutiérrez.
Con el 0-2 en el marcador y el control absoluto del juego, el Conquense se permitió manejar los tiempos y minimizar riesgos hasta el descanso. Primer acto muy serio, con efectividad y solvencia, para dejar encarrilado un cierre de temporada que, esta vez sí, huele a victoria.

Foto: Unión Sur Yaiza
Un empate con sabor a despedida (segunda parte)
La segunda mitad comenzó con movimiento en los banquillos. Rober Gutiérrez introdujo dos cambios de inicio: Liam Ayad y Chete dejaron su sitio a Pablo Olivares y Joan Monterde, dos jugadores que iban a tener protagonismo inmediato. Especialmente Joan, que ya en el 52’ rozó el gol con un disparo desde la frontal que se marchó rozando el larguero.
La siguiente fue la buena. En el minuto 55, José Álvarez filtró un pase sensacional entre líneas que dejó a Monterde solo ante el portero. El ’10’ blanquinegro no falló: definió por bajo con clase para devolver la ventaja al Conquense y desatar la celebración visitante en Yaiza. Un gol que premiaba la ambición de una Balompédica sin nada en juego… pero con mucho orgullo.
El técnico siguió dando entrada a jugadores del banquillo: Caballero entró por Jairo poco después del gol, y más tarde Etxebe sustituyó a Sergio. El ritmo del partido seguía siendo alto, y aunque el Conquense dominaba el balón, el Unión Sur Yaiza no bajó los brazos. En el minuto 66, los locales lograron empatar tras aprovechar un desajuste defensivo, firmando el 3-3.
En los últimos minutos, la Balompédica buscó el cuarto tanto, colgando balones al área y forzando córners en los minutos finales, pero el marcador no se movió más. Yuya Yoshimura entró por Kain en el tramo final y los de Cuenca lo intentaron hasta el último suspiro, pero sin fortuna.
Cierre de curso en Segunda RFEF: una temporada de lucha, unión y aprendizaje
Con el pitido final en el Municipal de Yaiza se bajó el telón de la temporada 2024/25 para la Unión Balompédica Conquense. Un curso largo, exigente y lleno de emociones que termina con la meta cumplida: la permanencia en Segunda RFEF. El empate en Lanzarote, ante un rival ya descendido pero competitivo hasta el final, refleja en cierto modo lo que ha sido esta campaña: trabajo constante, momentos de buen juego, otros de sufrimiento… y un equipo que nunca dejó de competir.
La Balompédica, que en muchos tramos del año caminó al borde del abismo, ha sabido agarrarse a su escudo, a su gente y a sí misma. Con una plantilla comprometida y un cuerpo técnico que remó en la adversidad, el equipo ha respondido cuando más lo necesitaba. La salvación, sellada en la penúltima jornada, trajo alivio, pero también orgullo. Porque el fútbol es eso: saber resistir cuando cuesta, y disfrutar cuando llega el respiro.
El duelo en Lanzarote sirvió también como despedida simbólica. De la temporada, del esfuerzo acumulado, y quizás de algunos nombres propios que han defendido este año los colores blanquinegros. Cada fin de curso trae consigo decisiones, cambios, etapas que se cierran y otras que empiezan. Y ahora llega ese momento.
Lo único seguro es que Cuenca seguirá teniendo fútbol en Segunda RFEF. El Conquense continuará un año más entre los mejores del fútbol no profesional español, con la ilusión de seguir creciendo, de construir un proyecto sólido y de devolver a su afición nuevas alegrías. Porque esta historia no termina: solo pasa de capítulo.