El Nou Estadi vivía una tarde de fútbol con la esperanza de ver a su equipo recuperar sensaciones en la jornada 24, pero la realidad fue muy distinta. Ante 7.272 espectadores, el Nàstic de Tarragona no logró frenar el empuje del Bilbao Athletic, que se llevó una victoria merecida por 0-2.

Primera parte: Un Athletic superior
Desde el primer minuto, el Nàstic salió con una presión alta, intentando incomodar la salida del filial vasco. Sin embargo, el Athletic no tardó en asentarse y comenzar a encontrar buenas conexiones ofensivas.
En el minuto 14 llegó el primer mazazo para los locales. Un córner bien ejecutado por el Athletic cayó en el segundo palo, donde Ibai Sanz solo tuvo que empujarla al fondo de la red. Un gol que reflejaba la superioridad visitante en cuanto a control de juego y peligro en ataque.
El Nàstic intentó reaccionar con un disparo de Roberto Torres en el 18’ que no inquietó al guardameta Santos. Poco a poco, los tarraconenses fueron ganando metros, aunque sin lograr generar ocasiones de verdadero peligro. La más clara la tuvo Víctor Narro en el 30’, pero Santos estuvo impecable bajo palos.
Los errores defensivos y las imprecisiones siguieron lastrando al equipo grana, y la falta de claridad en los últimos metros frustró a la afición. Al descanso, la sensación era clara: el Athletic había sido superior con el balón y, si el Nàstic quería cambiar el guión, debía reaccionar de inmediato.
Segunda parte: Sin respuestas y sentencia visitante
El técnico local optó por cambios en el descanso, con la entrada de Borja Granero por Gorka para intentar reforzar la defensa grana. La reacción se notó en los primeros minutos del segundo tiempo, con un Nàstic más ofensivo y decidido a buscar el empate.
Sin embargo, el Athletic supo resistir y, con dos buenas conexiones, volvió a llegar con peligro al área rival. En el 57’, el Nàstic cambió el esquema con la entrada de Antoñín, apostando por un 4-4-2 más ofensivo. Aun así, el gol seguía sin llegar.
Los locales tuvieron ocasiones, como un centro-chut de David Concha en el 69’ y un disparo de Antoñín en el 73’ que obligó a Santos a hacer una gran intervención. Pero la puntilla llegó en el minuto 79, cuando Varela marcó el 0-2, silenciando el estadio. Un golpe definitivo que desmoronó al equipo y a la afición.
Los últimos minutos fueron un trámite para el Athletic, que pudo incluso ampliar la ventaja. La lesión de Juncà en el 92’ fue la última mala noticia de una tarde para olvidar en Tarragona.
Conclusión: Un Nàstic sin ideas y una afición molesta
El pitido final dejó un amargo sabor de boca para los granas. El equipo no logró imponer su juego ni plasmar lo trabajado en la semana. La afición mostró su descontento, consciente de que, si quieren aspirar a los play-offs, el equipo debe reaccionar de inmediato.
El próximo partido contra el Ourense será clave. Si el Nàstic quiere seguir en la lucha por los puestos de ascenso, necesitará mejorar en todos los aspectos. Una tarde gris en el Nou Estadi que deja muchas dudas y pocas certezas.